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miércoles, 6 de febrero de 2019

Libro: Cómo convertir con éxito tu sueño en una empresa

libro cómo convertir con éxito tus sueños en una empresa

Cómo convertir con éxito tu sueño en una empresa: 

1001 consejos para triunfar como emprendedor

CAPÍTULO 1 

Pasos para crear una empresa El autoempleo, crear tu propio negocio, emprender... Se trata de procesos exigentes, que te obligan a seguir una serie de pasos y tomar decisiones secuenciales. Tus posibilidades de éxito aumentan si dispones de la información adecuada, si sabes a dónde dirigirte y utilizar los recursos que tienes a tu alcance. Recuerda, un buen proyecto es sólo el comienzo.

Cree en ti, pero no con una fe ciega, sino con un plan de negocio sólido 
José Carrillo Menéndez Rector de la Universidad Complutense de Madrid Para el éxito de un proyecto empresarial tan importante es la actitud de los promotores como su aptitud. Según el Diccionario de la lengua española (DRAE) de la Real Academia Española, un emprendedor es quien «emprende con decisión acciones dificultosas o azarosas». Llevado esto al ámbito empresarial, cabe decir que un emprendedor, por definición, se caracteriza por su actitud decidida, tendente a la asunción de riesgos, buscando la viabilidad de su proyecto a través de la innovación, de la creatividad. Quien decide arriesgarse a crear una empresa ha de hacer suyos valores como el compromiso, la perseverancia, el esfuerzo. Su disposición al trabajo constante es determi- nante, sobre todo en las fases iniciales del proyecto. Y creer en el propio proyecto, pero no sobre la base de una fe ciega, sino sobre unas bases sólidas previamente definidas en el necesario plan de empresa. Esta actitud vital es muy importante, pero también lo es, sin duda, tener las aptitudes apropiadas para ello. Y si bien muchas actitudes son innatas a muchas personas, las aptitudes se adquieren, requieren de una formación adecuada para la que hoy en día hay una variada oferta apropiada.

El buen emprendedor, por tanto, ha de reunir un conjunto de aptitudes y actitudes sobre las que debe reflexionar antes de poner en marcha su proyecto. Sobre la base de lo anterior me atrevo a hacer un listado de 10 recomendaciones básicas que podrían hacerse a un emprendedor hoy en día (tan buenas o tan malas como cualesquiera otras, por supuesto):

1. Perder el miedo al fracaso. En nuestro país sigue existiendo falta de cultura emprendedora que se concreta en un temor exacerbado al fracaso empresarial. Un porcentaje muy significativo de nuestros emprendedores lo son por necesidad, porque no han tenido opción de encontrar un trabajo por cuenta ajena, cuando lo deseable es que primara el emprendedor por convicción. Afortunadamente, se están dando pasos en la buena dirección tanto en los niveles de enseñanza primaria y secun- daria como en las propias familias, que según el informe GEM valoran cada vez mejor la figura de un emprendedor (a excepción de este último año 2013, algo atípico). Pues bien, es fundamental valorar en sus justos términos el que el proyecto no tenga continuidad en el tiempo. El fracaso de un proyecto ha de entenderse como parte de un proyecto de aprendizaje, como un Máster profesional en el que se hace cierta la máxima de que «se aprende más de los errores que de los aciertos». Y sobre la base de los errores se pueden sentar las bases de nuevos proyectos más sólidos (aunque ya se sabe que el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra).

2. Formarse en materia empresarial especialmente en asuntos financieros, para tener los conocimientos básicos, aunque se piense delegar la gestión (esto suele ser lo más recomendable generalmente: «zapatero a tus zapatos»). Según el reciente informe PISA los adolescentes españoles tienen unas muy bajas competencias en materia financiera, y esto es algo que también caracteriza a muchos de nuestros empresarios. Hay que poner remedio a ello. Las propias Universidades ofrecen cursos especializados de gestión empresarial dirigidos a emprendedores e incluso posgrados en creación de empresas que permiten adquirir los conocimientos, habilidades y competencias precisos para acometer los proyectos con las máximas garantías. La formación es esencial.

3. Entender que un buen emprendedor empresarial no tiene por qué introducir en el mercado una innovación tecnológica para tener éxito. La viabilidad del proyecto pasa por diferenciarse de lo que ya hay en el mercado, pero esta diferenciación puede darse de muchas formas; por razón geográfica, por ejemplo, simplemente ofreciendo un producto o servicio en una determinada zona que ya está funcionando bien ofrecido por otras empresas en otros lugares.

4. Afrontar las dudas iniciales internas y externas como retos a superar. Muchos cuestionaran la viabilidad del proyecto dejando pocas esperanzas a que el proyecto salga adelante. Esto enriquecerá al emprendedor, le hará cuestionarse cosas que no se había planteado y quizás suponga incluso modificar el producto o servicio a ofrecer, dirigirse a otros mercados. No se debe desfallecer ante las primeras piedras en el camino.

5. Aprovechar las estructuras de apoyo a emprendedores que existen en Ayuntamientos, Comunidades Autónomas, Cámaras de Comercio e incluso en las Universidades (en la UCM está la Oficina Complutense del Emprendedor, Compluemprende). Servirán para identificar el potencial del proyecto, ayudar a la elaboración del plan de viabilidad y asesorar en el proceso de tramitación para la puesta en marcha de la empresa. Hay prescriptores con mucha experiencia y no tiene sentido no aprovecharse de ello.

6. Buscar relacionarse con otros emprendedores que puedan aportar a su propio proyecto, mediante ideas o a través de su especialización (por ejemplo en gestión) y que sean la base de su deseable crecimiento futuro.
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